miércoles, 13 de octubre de 2010

La Reforma de los Estatutos y el Defensor del Universitario


Acaba de salir publicado en el DOE de 1 de Octubre el Decreto que modifica los Estatutos de la UEX para adecuarlos a la LOMLOU. De la sesión de Claustro de 22 de marzo, en la que se acordó iniciar el proceso de modificación, recuerdo que intervine defendiendo que se hiciera en ese momento una mera adaptación a la ley y se dejara para más adelante, con el nuevo Claustro que estamos ahora eligiendo, una reforma más profunda, no solo con el fin de ajustarnos al marco legal, sino con el propósito de buscar respuestas a los retos de modernización y eficiencia que se le presentan a la institución y hacerlo, como en anteriores ocasiones, con un espíritu de concordia y pacto con todos los sectores de la comunidad universitaria. No olvidemos que el Estatuto es nuestra norma básica de convivencia y una de las herramientas de que disponemos para hacer posibles los fines de la institución. Con el nuevo Claustro que se elija abordaremos ese proceso de reforma de forma participativa y enriquecedora.
También se decidió, a raíz de una intervención mía y propuesta de otro claustral que fue finalmente aprobada, que excepcionalmente se modificara el artículo correspondiente a la elección del Defensor Universitario. Yo entendía que era necesario el cambio después de varios intentos sin éxito e hice notar que solo tres universidades públicas españolas se encontraban en ese momento sin Defensor Universitario: la Laguna, El País Vasco y Extremadura. La nueva redacción del Estatuto rebaja la exigencia de votos necesarios para la elección, que ahora ha quedado estipulada en la obtención de los votos de más de un tercio de los claustrales. Pondré todos los medios a mi alcance para posibilitar su elección, dando definitivamente cumplimiento al mandato estatutario y beneficiando a la comunidad universitaria de una figura que ha de velar por el respeto a los derechos y libertades de los profesores, los estudiantes y el personal de administración y servicios.

5 comentarios:

José Trujillo Carmona dijo...

Yo personalmente discrepo:

Prefiero la ausencia del defensor a un defensor elegido por una minoría (un tercio) la misma que por ser la mayor minoría elige al rector y que a la postre acaba defendiendo a los órganos institucionales (la postura oficial).

Si uno acaba en contencioso "la institución" podrá aportar el informe del defensor como ahora puede aportar el de los servicios jurídicos

José Trujillo Carmona dijo...

Tratándose de una figura sin poder real, pero peculiar en sus funciones,

¿No se podía haber optado por una elección diferente? Por ejemplo, el tipo: directa con una persona un voto sin distinción de cuerpo, sectores, estamentos, o al menos con una ponderación muy diferente de la del rector.

Seguramente los estamentos más numerosos (alumnos, no funcionarios, ...) son los más necesitados de esta figura y los que más deberían tener algo que decir al respecto.

Además sería, o debería ser, una elección completamente cruzada respecto a la del rector y su reparto por cuotas que es muy similar a la del claustro.

Arsenio Muñoz de la Peña Castrillo dijo...

Respeto tu opinión aunque, en estos momentos, no la comparto. El amplio respaldo que necesitaba esta figura en la redacción de los anteriores Estatutos obedecía precisamente a obligar a que la persona elegida lo fuera con el más amplio consenso, de todos los sectores, con lo que estoy de acuerdo. De hecho, fuí miembro de la Comisión que redactó la ponencia que se presentó al Claustro en aquel momento. Sin embargo, no ha sido posible hasta ahora poner en funcionamiento esta figura, a pesar de que se ha intentado en varias ocasiones. Creo que, en la decisión del Claustro, esta vez ha pesado más la necesidad y el deseo de contar con un Defensor Universitario, nuestro primer Defensor Universitario, que estas otras consideraciones. En nosotros está intentar el máximo consenso con la nueva formulación y esta actitud la tengo y la mantendré.

Francisco dijo...

En cierta manera comparto la opinión de Pepe Trujillo. El Defensor debería ser fruto de una elección de consenso. A mi juicio el principal obstáculo no era la alta cualificación del voto, sino el enorme absentismo a las sesiones del mismo. Para evitar este problema considero que serían necesarias varias actuaciones, como reconsiderar los porcentajes de representación de los sectores, disminuir el número de miembros del Claustro, etc...

Rafa dijo...

En mi opinión, sobre cualquier otra consideración debe primar la necesidad de implantar un sistema para la elección del defensor que suponga que haya una posibilidad real de que alguien salga elegido. Cada uno puede tener una explicación sobre el porqué hasta ahora no ha sido elegido, pero lo único cierto es que el hasta ahora se establecían para su elección unos niveles de consenso que no se requerían para casi ninguna otra coasa en la vida univesitaria. Luego pueden venir los matices que queramos, pero el hecho central debe ser el de crear la posibilidades para su elección.

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